Imaginé el beso sobre mi cama
y cuando las partes del cristal
reconstruían nuestros cuerpos
vi como dabas la vuelta,
abrazo vacío de almohada,
encerrado ahora
en el ángulo ocular imposible.
En la constancia mecánica del movimiento de las agujas se condicionan nuestros momentos. Cada parpadeo es controlado por un "Tic", cada sensación es signada por un "Tac". ¿Qué hay entre el milímetro que el segundero recorre y nuetras vidas? Dejo que mi pluma quebrada en teclas crea en el intento de rescatar de la monotonía del péndulo algo de lo que absorbe con su medido paso... Un fragmento más entre partes, otro grito que no decidió callarse.