domingo, 30 de marzo de 2008


La impaciencia atraviesa el pasillo a oscuras, caminando pasos de silencio. Hacia el final, una puerta de madera detiene su ritmo por cuanto tiempo le lleva girar el picaporte. Sin necesidad de luz, entra a mi habitación: sus movimientos están signados por las cadenas de la memoria.
Ahora su presencia se vuelve continua a mi cuerpo y respira amenazas que trizan todo equilibrio. Pronto quebrará sus huesos sobre los míos, se revolcará en mi cama y obligará a mis muelas a amontonarse en el dolor.

Hay una parte de mí en estas noches que reclama el adiós último. El resto persiste en embriagarse con suspiros de espera y así, las agujas continúan sus infinitas vueltas…

miércoles, 12 de marzo de 2008

Respirarme fuera del círculo

Seda carmesí se une a mi piel desencadenando un movimiento de perpetua memoria. En la misma sincronía, encaje y maquillaje bailan envueltos por espuma de lilas.
El circo rueda entre mis manos. Mi más frívolo mecanismo es el gran número de la noche y sus personajes no son del todo inconscientes de su forma.
Así es como me prefieres y yo, dentro de tanta estructura y entre tanta indecisión, es la mejor actuación que puedo darte.
Tu complacencia es absoluta. Desde lejos se hacen visibles el brillo de satisfacción entre tus dientes y el orgullo que se cuela entre las arrugas de la frente.
Pese a todo mi cuidado, el proceso no es armónico, hay espasmos que lo interrumpen dejando marcas en tus gestos. Puedo ver ahora la furia trepar por tus manos y robarte segundos de equilibrio… y es ese movimiento entre tus dedos, tan dispar y sin sentido, el que comienza a incomodar mi paciencia.
Se inicia ahora un nuevo artilugio, esta vez más conciente y menos visible, basado en el análisis constante de nuestros cuerpos y sus posibles significados.
Entonces, escruto con los sentidos cómo permanecemos abrazados sin nunca estar del mismo lado mientras desde el silencio nos llega un ruido a miedo.
El tuyo es a perderme, te consume nervios y tiempo. El alivio que necesitas sólo lo encuentras en tu propio proceso: dirigir con hilos mis pasos y es así como la metáfora siempre estuvo presente entre tus dedos, en cada uno de esos impulsos que aborrezco en silencio.
Mi miedo es el de quien, entendiendo cada engranaje, aún no sabe desligarse del conjunto.
Unos a otros se van sucediendo los dias de este modo y mientras aún crees en el futuro yo me relamo con la idea de que no tardaremos en respirar libertad, la mía sobre todo.