Hueco de estómago de una noche agitada
Hambre que se vuelve incómodo
Ganas de masticar que no vienen
El cuerpo tiembla por el ayuno del otro
y las nauseas presagian
convulsiones de amor
En la constancia mecánica del movimiento de las agujas se condicionan nuestros momentos. Cada parpadeo es controlado por un "Tic", cada sensación es signada por un "Tac". ¿Qué hay entre el milímetro que el segundero recorre y nuetras vidas? Dejo que mi pluma quebrada en teclas crea en el intento de rescatar de la monotonía del péndulo algo de lo que absorbe con su medido paso... Un fragmento más entre partes, otro grito que no decidió callarse.