Seda carmesí se une a mi piel desencadenando un movimiento de perpetua memoria. En la misma sincronía, encaje y maquillaje bailan envueltos por espuma de lilas.
El circo rueda entre mis manos. Mi más frívolo mecanismo es el gran número de la noche y sus personajes no son del todo inconscientes de su forma.
Así es como me prefieres y yo, dentro de tanta estructura y entre tanta indecisión, es la mejor actuación que puedo darte.
Tu complacencia es absoluta. Desde lejos se hacen visibles el brillo de satisfacción entre tus dientes y el orgullo que se cuela entre las arrugas de la frente.
Así es como me prefieres y yo, dentro de tanta estructura y entre tanta indecisión, es la mejor actuación que puedo darte.
Tu complacencia es absoluta. Desde lejos se hacen visibles el brillo de satisfacción entre tus dientes y el orgullo que se cuela entre las arrugas de la frente.
Pese a todo mi cuidado, el proceso no es armónico, hay espasmos que lo interrumpen dejando marcas en tus gestos. Puedo ver ahora la furia trepar por tus manos y robarte segundos de equilibrio… y es ese movimiento entre tus dedos, tan dispar y sin sentido, el que comienza a incomodar mi paciencia.
Se inicia ahora un nuevo artilugio, esta vez más conciente y menos visible, basado en el análisis constante de nuestros cuerpos y sus posibles significados.
Entonces, escruto con los sentidos cómo permanecemos abrazados sin nunca estar del mismo lado mientras desde el silencio nos llega un ruido a miedo.
El tuyo es a perderme, te consume nervios y tiempo. El alivio que necesitas sólo lo encuentras en tu propio proceso: dirigir con hilos mis pasos y es así como la metáfora siempre estuvo presente entre tus dedos, en cada uno de esos impulsos que aborrezco en silencio.
Se inicia ahora un nuevo artilugio, esta vez más conciente y menos visible, basado en el análisis constante de nuestros cuerpos y sus posibles significados.
Entonces, escruto con los sentidos cómo permanecemos abrazados sin nunca estar del mismo lado mientras desde el silencio nos llega un ruido a miedo.
El tuyo es a perderme, te consume nervios y tiempo. El alivio que necesitas sólo lo encuentras en tu propio proceso: dirigir con hilos mis pasos y es así como la metáfora siempre estuvo presente entre tus dedos, en cada uno de esos impulsos que aborrezco en silencio.
Mi miedo es el de quien, entendiendo cada engranaje, aún no sabe desligarse del conjunto.
Unos a otros se van sucediendo los dias de este modo y mientras aún crees en el futuro yo me relamo con la idea de que no tardaremos en respirar libertad, la mía sobre todo.
4 comentarios:
Ay! La razón en esos momentos nos pone moiré! nos saca de foco y algo que era simple se vuelve infinito.
Disfruto tus vaivenes...la constancia no es aburrida, es terrible!
Saludos A.G.
A.G. tus comentarios de palabras cercanas cuando no inmediatas al blanco, son siempre bienvenidos, te espero pronto por aqui... Sólo me inquieta la duda de no saber el secreto de tus iniciales.
¿Qué queda en este época más allá del blanco? Las palabras son un ruido blanco, por eso somos todos poetas. En otra época la métrica y el rigor nos hubiera condenado...ahora solo somos gente con hemorragias de palabras.
Las iniciales no importan...no hacen referencia a nada importante..jajaja
Saludos A.G.
Fue necesario hielo para romper la farsa. No te preocupes amigo, mi calor sobrevivió de las escarchas. Sólo tuvo esa opción, desestructurar lo inventado sin sentimientos para volver a respirarse entero.
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