miércoles, 18 de junio de 2008

s a f o



Hueco de estómago de una noche agitada


Hambre que se vuelve incómodo


Ganas de masticar que no vienen


El cuerpo tiembla por el ayuno del otro


y las nauseas presagian


convulsiones de amor

jueves, 5 de junio de 2008



Otoño desparramado en la mesa y yo que caleidoscópicamente dejo que alumbres mi vida.
Hace tiempo que no encuentro tragos predecibles para ofrecer.

centilitros de incertidumbre

Extiendo la mano, arrojo el vaso y el consejo disimula el suplicio:

“Beber con moderación"... en lo posible, de a sorbos.

lunes, 28 de abril de 2008

Cicatrices de colores

Volemos nuestras cabezas con el primer color que encontremos y que no importe esta vez si la kinestecia nos tritura los ojos. Al fin y al cabo son sólo dos globos vacíos que nos mienten al mirarnos y confunden los destellos con la historia que nunca se contó.
Volemos nuestras lenguas. Desatémoslas del mundo, de su idioma y de hasta del texto que pretende expurgar penas y sanar culpas... Una vez que apacible yace en la hoja,es pura apariencia sin energía.

Y esto mismo pretende ser intento de controlar cicatrices pero no es más que el puñado de aquellas palabras que promulgo destruir.

domingo, 30 de marzo de 2008


La impaciencia atraviesa el pasillo a oscuras, caminando pasos de silencio. Hacia el final, una puerta de madera detiene su ritmo por cuanto tiempo le lleva girar el picaporte. Sin necesidad de luz, entra a mi habitación: sus movimientos están signados por las cadenas de la memoria.
Ahora su presencia se vuelve continua a mi cuerpo y respira amenazas que trizan todo equilibrio. Pronto quebrará sus huesos sobre los míos, se revolcará en mi cama y obligará a mis muelas a amontonarse en el dolor.

Hay una parte de mí en estas noches que reclama el adiós último. El resto persiste en embriagarse con suspiros de espera y así, las agujas continúan sus infinitas vueltas…

miércoles, 12 de marzo de 2008

Respirarme fuera del círculo

Seda carmesí se une a mi piel desencadenando un movimiento de perpetua memoria. En la misma sincronía, encaje y maquillaje bailan envueltos por espuma de lilas.
El circo rueda entre mis manos. Mi más frívolo mecanismo es el gran número de la noche y sus personajes no son del todo inconscientes de su forma.
Así es como me prefieres y yo, dentro de tanta estructura y entre tanta indecisión, es la mejor actuación que puedo darte.
Tu complacencia es absoluta. Desde lejos se hacen visibles el brillo de satisfacción entre tus dientes y el orgullo que se cuela entre las arrugas de la frente.
Pese a todo mi cuidado, el proceso no es armónico, hay espasmos que lo interrumpen dejando marcas en tus gestos. Puedo ver ahora la furia trepar por tus manos y robarte segundos de equilibrio… y es ese movimiento entre tus dedos, tan dispar y sin sentido, el que comienza a incomodar mi paciencia.
Se inicia ahora un nuevo artilugio, esta vez más conciente y menos visible, basado en el análisis constante de nuestros cuerpos y sus posibles significados.
Entonces, escruto con los sentidos cómo permanecemos abrazados sin nunca estar del mismo lado mientras desde el silencio nos llega un ruido a miedo.
El tuyo es a perderme, te consume nervios y tiempo. El alivio que necesitas sólo lo encuentras en tu propio proceso: dirigir con hilos mis pasos y es así como la metáfora siempre estuvo presente entre tus dedos, en cada uno de esos impulsos que aborrezco en silencio.
Mi miedo es el de quien, entendiendo cada engranaje, aún no sabe desligarse del conjunto.
Unos a otros se van sucediendo los dias de este modo y mientras aún crees en el futuro yo me relamo con la idea de que no tardaremos en respirar libertad, la mía sobre todo.

sábado, 16 de febrero de 2008

De rocas en altura


Las grietas comienzan a rodearme lentamente… Rozan mi cabeza, se escabullen en el tacto, logran penetrar mis oídos y romper con armonía la firmeza de mis notas agudas.
Ser disparada en retazos de vidrios, una sensación que ninguna voz de páginas ajenas aún me había contado. Debe ser mía y solo mía, porque mía es esa corteza que baila para el viento y se va resquebrajando en cada gota que cae. Es mía también esa montaña, esa roca de alturas infinitas que sin pedirme permiso me penetra y destruye cada intento de engaño para que sólo así sean nuevas las palabras que broten de mi boca imitando al silencio…

sábado, 29 de diciembre de 2007

Para masticar la palabra


Juguemos a triturar caramelos con sabor a mentira…
Descubramos el momento en el que el jugo se enfunda en una túnica de azúcar y nuestra tranquilidad insiste en sentirlo dulce para no espantar la omnipotencia.
Corramos tras la señal responsable de cada movimiento de mandíbulas mecánicas, atrapémosla y demosle al proceso otra imposible explicación.
Continuemos jugando hasta que los dientes sangren tinta y los labios decidan unirse, infranqueables, para pensar en silencio …“Los caramelos no tienen sentido, los caramelos saben mentir.”

Las situaciones pueden desarticularizarse, aún cuando no haya dulces para masticar sino que sólo sean palabras húmedas las que se revuelquen en tu lengua.